Hago un breve receso en mis análisis políticos para dedicar este espacio a la hazaña de los atletas cubanos en los Decimosextos Juegos Deportivos Panamericanos.
Los Juegos Olímpicos y las competencias deportivas internacionales que giran en torno a ellos, y despiertan tanto interés en miles de millones de personas, tienen una hermosa historia que no por ultrajada debiera dejar de recordarse.
El aporte del creador de los Juegos Olímpicos fue especialmente nítido, más aún que el de Nobel quién en una etapa de su vida, buscando crear un medio más eficaz de producción, produjo el explosivo con cuyos frutos económicos los designados para cumplir su voluntad en favor de la paz lo mismo premian a un científico o escritor brillante, que al jefe de un imperio que ordena el asesinato de un adversario en presencia de su familia, el bombardeo de una tribu en el centro de Asia o de un pequeño país independiente del norte de África, y el exterminio de sus órganos de mando.
El Barón Pierre de Coubertin fue el creador de los Juegos Olímpicos modernos; de origen aristocrático, nacido en Francia, país capitalista donde un campesino, un obrero, o un artesano, no tenían en aquella sociedad posibilidad alguna de emprender esa tarea.
Desatendiendo los deseos de su familia, que deseaba hacer de él un oficial del ejército, rompió con la Academia Militar y se consagró a la pedagogía. De cierta forma su vida recuerda la de Darwin, descubridor de las leyes de la Evolución Natural. Coubertin se convierte en discípulo de un pastor anglicano, funda la primera revista dedicada al deporte y logra que el gobierno francés la incluya en la Exposición Universal de 1889.
Comienza a soñar con reunir en una competencia a deportistas de todos los países bajo el principio de la unión y la hermandad, sin fines lucrativos y solo impulsados por el deseo de alcanzar la gloria.
Sus ideas inicialmente no fueron muy comprendidas pero persistió, viajó por el mundo hablando de paz y unión entre los pueblos y los seres humanos.
Finalmente, el Congreso Internacional de Educación Física, celebrado en Paris en junio de 1894, creó los Juegos Olímpicos.
La idea encontró resistencia e incomprensión en Inglaterra, la principal potencia colonial; el boicot de Alemania, poderoso imperio rival; e incluso la oposición de Atenas, ciudad escogida para la primera Olimpiada.
Pierre de Coubertin logró comprometer a emperadores, reyes y gobiernos de Europa con sus incansables esfuerzos y su talento diplomático.
Lo principal fue, a mi juicio, la profundidad y la nobleza de sus ideas que ganaron el apoyo de los pueblos del mundo.
El 24 de marzo de 1896, el Rey de Grecia, por primera vez, declaró abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas, hace 115 años.
Dos destructivas y demoledoras guerras han transcurrido desde entonces, originadas ambas en Europa, las que costaron al mundo decenas de millones de personas muertas en los combates, y a los cuales se sumaron los civiles muertos en los bombardeos o por el hambre y las enfermedades que vinieron después. La paz no está garantizada. Lo que se conoce es que, en una nueva guerra mundial, las armas modernas podrían destruir varias veces a la humanidad.
Es a la luz de estas realidades que tanto admiro la conducta de nuestros deportistas.
Lo más importante del movimiento olímpico es la concepción del deporte como instrumento de educación, salud y amistad entre los pueblos; un antídoto real a vicios como las drogas, el consumo de tabacos, el abuso de bebidas alcohólicas, y los actos de violencia que tanto afectan a la sociedad humana.
Por la mente del fundador del olimpismo no pasaba el deporte tarifado ni el mercado de atletas. Ese fue también el noble objetivo de la Revolución cubana, lo cual implicaba el deber de promover tanto el deporte como la salud, la educación, la ciencia, la cultura y el arte, que fueron siempre principios irrenunciables de la Revolución.
Más no solo eso, nuestro país promovió la práctica deportiva y la formación de entrenadores en los países del Tercer Mundo que luchaban por su desarrollo. Una Escuela Internacional de Educación Física y Deportes funciona en nuestra Patria desde hace muchos años, y en ella se han formado numerosos entrenadores que desempeñan con eficiencia sus funciones en países que a veces compiten en importantes deportes con nuestros propios atletas.
Miles de especialistas cubanos han prestados sus servicios como entrenadores y técnicos deportivos en muchos países del llamado Tercer Mundo.
Es en el marco de esos principios aplicados durante decenas de años que nuestro pueblo se siente orgulloso de las medallas que obtienen sus atletas en las competencias internacionales.
Las transnacionales del deporte tarifado han dejado muy atrás los sueños del creador del olimpismo.
Valiéndose del prestigio creado por las competencias deportivas, excelentes atletas, la mayoría de ellos nacidos en países pobres de África y América Latina, son comprados y vendidos en el mercado internacional por aquellas empresas, y solo en contadas ocasiones se les permite jugar en los equipos de su propio país, donde fueron promovidos como atletas prestigiosos por sus esfuerzos personales y su propia calidad.
Nuestro pueblo, austero y sacrificado, ha tenido que enfrentarse a los zarpazos de esos mercachifles del deporte rentado que ofrecen fabulosas sumas a nuestros atletas, y en ocasiones privan al pueblo de su presencia con esos groseros actos de piratería.
Como aficionado al deporte muchas veces conversé con los más destacados, y por ello en esta ocasión me complacía mucho ver a través de la televisión los éxitos deportivos de nuestra delegación y su regreso victorioso a la Patria, procedente de Guadalajara, donde Estados Unidos, a pesar de poseer aproximadamente 27 veces más habitantes que Cuba, sólo pudo obtener 1,58 veces más títulos y las correspondientes medallas de oro que Cuba, la cual alcanzó 58.
Brasil, con más de 200 millones de habitantes, obtuvo 48.
México, con más de 100, obtuvo 42.
Canadá, un país rico y desarrollado con 34 millones de habitantes, obtuvo solo 30.
El número total de medallas de oro, plata y bronce alcanzadas por Cuba, fue proporcional al número de títulos mencionados.
No pocos de nuestros jóvenes atletas tuvieron éxitos verdaderamente sorprendentes.
A pesar de las victorias, que enorgullecen a nuestro pueblo, tenemos el deber de seguir superándonos.
Los medios norteamericanos nada dijeron de los panamericanos
29 de octubre de 2011
Queridos amigos:
En este amanecer, bastante frio en Florence, me llega la agradable noticia de que nuestros deportistas ya han alcanzado 52 medallas de oro en los Juegos Panamericanos y se ubican, con siete medallas más de este tipo que Brasil, en el segundo lugar de esta competencia deportiva, que, como saben, reúne a todos los países de nuestro continente americano y se lleva a cabo en Guadalajara, México.
Los grandes medios de este país, que está ocupando el primer lugar en títulos por un margen amplio, nada dicen de estos juegos.
Amigos solidarios nos han suscrito a varios periódicos y recibo uno de los más importantes en este país, el The New York Times. Chequeo a diario la sección deportiva y en ella los Panamericanos no existen.
Los canales de televisión hispana en sus comentarios deportivos han silenciado la existencia de esta competencia deportiva, la más importante de nuestra región. Es inconcebible.
He tratado de ver si pasan algo por los canales deportivos y solo, milagrosamente, pude ver el juego de voleibol de nuestras criollitas contra las estadounidenses en la semifinal.
Y no es que no se hable de deportes, es que solo se habla de los deportes que dejan dinero, los otros son todos secundarios.
Amplia cobertura ha tenido por estos días la mal llamada Serie Mundial de Baseball, que no es otra cosa que la final de la Liga Profesional, la cual terminó ayer. El jugador más relevante del equipo ganador, los Cardenales de San Luis, Albert Pujols, quien ha jugado por 11 años con ese equipo, queda para la próxima temporada como agente libre. No ha decidido qué hacer. Se irá para el equipo que le ofrezca el mejor contrato, es decir, más dinero.
Por supuesto, no falta la constante transmisión de los juegos del futbol americano, casi desconocido fuera de este país. Aquí tienen un torneo mayor y otro de universidades. Las apuestas son millonarias cada fin de semana. Es un habilidoso negocio que incluso funciona en las prisiones.
Hace dos semanas debió comenzar el flamante torneo de la NBA, el baloncesto profesional, que como la pelota compra a precios inimaginables deportistas por el mundo. Pero resulta que los dueños del negocio no se ponen de acuerdo con los baloncestistas en la repartición del dinero. Los que sudan la camiseta en el tabloncillo quieren más de la tajada que deja este otro “negocito”. Constantemente se habla de esta disputa. Es algo como los escándalos de la farándula. Todo indica que es para atraer más público, es decir, hacer más billetes. Ya llegarán a un acuerdo sobre la millonada.
Doy mis gracias a los amigos que me hacen llegar las noticias de los Juegos Panamericanos.
Cuba continua siendo un ejemplo. La Revolución sigue demostrando la grandeza de su obra, bajo un bloqueo que se empeña en estrangularla y que es mundialmente repudiado.
Reitero, !Venceremos! Antonio Guerrero Rodriguez29 de octubre de 2011 FCI Florence, Colorado
La atención a otros asuntos ahora prioritarios, me apartaron momentáneamente de la frecuencia con que elaboré reflexiones durante el año 2010, sin embargo, la proclama del líder revolucionario Hugo Chávez Frías el pasado jueves 30 me obliga a escribir estas líneas.
El presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo; como son temas en los que mayor experiencia ha acumulado la Revolución cubana, gustosamente colaboramos al máximo en ambos campos con este hermano país.
No se trata en absoluto de que ese país careciera de médicos, por el contrario, los poseía en abundancia e incluso entre ellos profesionales de calidad, como en otros países de América Latina. Se trata de una cuestión social. Los mejores médicos y los más sofisticados equipos podrían estar, como en todos los países capitalistas, al servicio de la medicina privada. A veces ni siquiera eso, porque en el capitalismo subdesarrollado, como el que existía en Venezuela, la clase rica contaba con medios suficientes para acudir a los mejores hospitales de Estados Unidos o Europa, algo que era y es habitual sin que nadie pueda negarlo.
Peor aún, Estados Unidos y Europa se han caracterizado por seducir a los mejores especialistas de cualquier país explotado del Tercer Mundo para que abandonen su patria y emigren a las sociedades de consumo. Formar médicos para ese mundo en los países desarrollados implica fabulosas sumas que millones de familias pobres de América Latina y el Caribe, no podrían pagar nunca. En Cuba sucedía eso hasta que la Revolución aceptó el reto, no solo de formar médicos capaces de servir a nuestro país, sino a otros pueblos de América Latina, el Caribe o del mundo.
Jamás hemos arrebatado las inteligencias a otros pueblos. En cambio en Cuba se han formado gratuitamente decenas de miles de médicos y otros profesionales de alto nivel para devolverlos a sus propios países.
Gracias a sus profundas revoluciones bolivarianas y martianas, Venezuela y Cuba son países donde la salud y la educación se han desarrollado extraordinariamente. Todos los ciudadanos tienen derecho real a recibir gratuitamente educación general y formación profesional, algo que Estados Unidos no ha podido ni podrá garantizar a todos sus habitantes. Lo real es que el gobierno de ese país invierte cada año un millón de millones de dólares en su aparato militar y sus aventuras bélicas. Es además el mayor exportador de armas e instrumentos de muerte y el mayor mercado de drogas del mundo. Debido a ese tráfico, decenas de miles de latinoamericanos pierden la vida cada año.
Es algo tan real y tan conocido, que hace más de 50 años, un Presidente de origen militar denunció, con tono amargo, el poder decisivo acumulado por el complejo militar industrial en ese país.
Estas palabras estarían de más si no mediara la odiosa y repugnante campaña desatada por los medios de difusión masiva de la oligarquía venezolana, al servicio de ese imperio, utilizando las dificultades de salud que atraviesa el Presidente bolivariano. A este nos une una estrecha e indestructible amistad, surgida desde que visitó por primera vez nuestra patria, el 13 de diciembre de 1994.
A algunos les extrañó la coincidencia de su visita a Cuba con la necesidad de atención médica que se produjo. El Presidente venezolano visitó a nuestro país con el mismo objetivo que lo llevó a Brasil y Ecuador. No traía intención alguna de recibir servicios médicos en nuestra patria.
Como se conoce un grupo de especialistas cubanos de la salud prestan, desde hace años, sus servicios al Presidente venezolano, que fiel a sus principios bolivarianos, jamás vio en ellos extranjeros indeseables, sino hijos de la gran Patria Latinoamericana por la cual luchó el Libertador hasta el último aliento de su vida.
El primer contingente de médicos cubanos partió hacia Venezuela cuando se produjo la tragedia en el estado de Vargas, que costó miles de vidas a ese noble pueblo. Esta acción de solidaridad no era nueva, constituía una tradición arraigada en nuestra patria desde los primeros años de la Revolución; desde que hace casi medio siglo médicos cubanos fueron enviados a la recién independizada Argelia. Esa tradición se profundizó a medida que la Revolución cubana, en medio de un cruel bloqueo, formaba médicos internacionalistas. Países como Perú, la Nicaragua de Somoza y otros del hemisferio y el Tercer Mundo, sufrieron tragedias por terremotos u otras causas que requirieron la solidaridad de Cuba. Así nuestra patria se convirtió en la nación del mundo con más alto índice de médicos y personal especializado en salud, con elevados niveles de experiencia y capacidad profesional.
El Presidente Chávez se esmeró en la atención de nuestro personal de salud. Así nació y se desarrolló el vínculo de confianza y amistad entre él y los médicos cubanos que fueron siempre muy sensibles al trato del líder venezolano, el cual por su parte, fue capaz de crear miles de centros de salud y dotarlos de los equipos necesarios para prestar servicios gratuitos a todos los venezolanos. Ningún gobierno del mundo hizo tanto, en tan breve tiempo, por la salud de su pueblo.
Un elevado porcentaje de personal cubano de la salud prestó servicios en Venezuela y muchos de ellos actuaron además como docentes en determinadas materias impartidas para la formación de más de 20 mil jóvenes venezolanos que comienzan a graduarse como médicos. Muchos de ellos comenzaron sus estudios en nuestro propio país. Los médicos internacionalistas integrantes del Batallón 51, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, han ganado un sólido prestigio en el cumplimiento de complejas y difíciles misiones. Sobre esas bases se desarrollaron mis relaciones en ese campo con el presidente Hugo Chávez.
Debo añadir que a lo largo de más de doce años desde el 2 de febrero del año 1999, el Presidente y líder de la Revolución venezolana no ha descansado un solo día, y en eso ocupa un lugar único en la historia de este hemisferio. Todas sus energías, las ha consagrado a la Revolución.
Podría afirmarse que por cada hora extra que Chávez dedica a su trabajo, un Presidente de Estados Unidos, descansa dos.
Era difícil, casi imposible, que su salud no sufriera algún quebranto y eso sucedió en los últimos meses.
Persona habituada a los rigores de la vida militar, soportaba estoicamente los dolores y molestias que con frecuencia creciente lo afectaban. Dadas las relaciones de amistad desarrolladas y los intercambios constantes entre Cuba y Venezuela, sumado a mi experiencia personal con relación a la salud, que viví desde la proclama del 30 de julio del año 2006, no es raro que me percatara de la necesidad de un chequeo riguroso de la salud del Presidente. Es demasiado generoso de su parte, atribuirme algún mérito especial en este asunto.
Admito, desde luego, que no fue fácil la tarea que me impuse. No era para mí difícil percatarme de que su salud no andaba bien. Habían transcurrido 7 meses desde que se realizó su última visita a Cuba. El equipo médico dedicado a la atención de su salud me había rogado que hiciera esa gestión. Desde el primer momento la actitud del Presidente era informar al pueblo, con absoluta claridad, su estado de salud. Por ello, estando a punto ya de regresar, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, informó al pueblo sobre su salud hasta ese instante y prometió mantenerlo detalladamente informado.
Cada cura iba acompañada por rigurosos análisis celulares y de laboratorio, que en tales circunstancias se realizan.
Uno de los exámenes, varios días posteriores a la primera intervención, arrojó resultados que determinaron una medida quirúrgica más radical y el tratamiento especial del paciente.
En su digno mensaje del 30 de junio, el Presidente notablemente recuperado habla de su estado de salud con toda claridad.
Admito que para mí no fue fácil la tarea de informar al amigo de la nueva situación. Pude apreciar la dignidad con que recibió la noticia que -para él con tantas tareas importantes que llevaba en la mente, entre ellas el acto conmemorativo del Bicentenario y la formalización del acuerdo sobre la unidad de América Latina y el Caribe- mucho más que los sufrimientos físicos que implicaba una cirugía radical, significa una prueba que como expresó la hizo comparar con los momentos duros que le tocó enfrentar en su vida de combatiente indoblegable.
Junto a él, el equipo de personas que lo atienden y que él calificó de sublimes, han librado la magnífica batalla de la que he sido testigo.
Sin vacilación afirmo que los resultados son impresionantes y que el paciente ha librado una batalla decisiva que lo conducirá y con él a Venezuela, a una gran victoria.
Hay que hacer que su alegato se comunique al pie de la letra en todas las lenguas, pero sobre todo que sea traducido y subtitulado al inglés, un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo.
Ahora los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas. Habrá sin dudas sorpresas para ellos. Brindémosle el más firme apoyo y confianza. Las mentiras del imperio y la traición de los vendepatrias serán derrotadas. Hoy hay millones de venezolanos combativos y conscientes, que la oligarquía y el imperio no podrán volver a someter jamás.
Fidel Castro Ruz Julio 3 de 2011 4 y 12 p.m.
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Galería de fotos del Presidente Chávez en La Habana
La atención a otros asuntos ahora prioritarios, me apartaron momentáneamente de la frecuencia con que elaboré reflexiones durante el año 2010, sin embargo, la proclama del líder revolucionario Hugo Chávez Frías el pasado jueves 30 me obliga a escribir estas líneas.
El presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo; como son temas en los que mayor experiencia ha acumulado la Revolución cubana, gustosamente colaboramos al máximo en ambos campos con este hermano país.
No se trata en absoluto de que ese país careciera de médicos, por el contrario, los poseía en abundancia e incluso entre ellos profesionales de calidad, como en otros países de América Latina. Se trata de una cuestión social. Los mejores médicos y los más sofisticados equipos podrían estar, como en todos los países capitalistas, al servicio de la medicina privada. A veces ni siquiera eso, porque en el capitalismo subdesarrollado, como el que existía en Venezuela, la clase rica contaba con medios suficientes para acudir a los mejores hospitales de Estados Unidos o Europa, algo que era y es habitual sin que nadie pueda negarlo.
Peor aún, Estados Unidos y Europa se han caracterizado por seducir a los mejores especialistas de cualquier país explotado del Tercer Mundo para que abandonen su patria y emigren a las sociedades de consumo. Formar médicos para ese mundo en los países desarrollados implica fabulosas sumas que millones de familias pobres de América Latina y el Caribe, no podrían pagar nunca. En Cuba sucedía eso hasta que la Revolución aceptó el reto, no solo de formar médicos capaces de servir a nuestro país, sino a otros pueblos de América Latina, el Caribe o del mundo.
Jamás hemos arrebatado las inteligencias a otros pueblos. En cambio en Cuba se han formado gratuitamente decenas de miles de médicos y otros profesionales de alto nivel para devolverlos a sus propios países.
Gracias a sus profundas revoluciones bolivarianas y martianas, Venezuela y Cuba son países donde la salud y la educación se han desarrollado extraordinariamente. Todos los ciudadanos tienen derecho real a recibir gratuitamente educación general y formación profesional, algo que Estados Unidos no ha podido ni podrá garantizar a todos sus habitantes. Lo real es que el gobierno de ese país invierte cada año un millón de millones de dólares en su aparato militar y sus aventuras bélicas. Es además el mayor exportador de armas e instrumentos de muerte y el mayor mercado de drogas del mundo. Debido a ese tráfico, decenas de miles de latinoamericanos pierden la vida cada año.
Es algo tan real y tan conocido, que hace más de 50 años, un Presidente de origen militar denunció, con tono amargo, el poder decisivo acumulado por el complejo militar industrial en ese país.
Estas palabras estarían de más si no mediara la odiosa y repugnante campaña desatada por los medios de difusión masiva de la oligarquía venezolana, al servicio de ese imperio, utilizando las dificultades de salud que atraviesa el Presidente bolivariano. A este nos une una estrecha e indestructible amistad, surgida desde que visitó por primera vez nuestra patria, el 13 de diciembre de 1994.
A algunos les extrañó la coincidencia de su visita a Cuba con la necesidad de atención médica que se produjo. El Presidente venezolano visitó a nuestro país con el mismo objetivo que lo llevó a Brasil y Ecuador. No traía intención alguna de recibir servicios médicos en nuestra patria.
Como se conoce un grupo de especialistas cubanos de la salud prestan, desde hace años, sus servicios al Presidente venezolano, que fiel a sus principios bolivarianos, jamás vio en ellos extranjeros indeseables, sino hijos de la gran Patria Latinoamericana por la cual luchó el Libertador hasta el último aliento de su vida.
El primer contingente de médicos cubanos partió hacia Venezuela cuando se produjo la tragedia en el estado de Vargas, que costó miles de vidas a ese noble pueblo. Esta acción de solidaridad no era nueva, constituía una tradición arraigada en nuestra patria desde los primeros años de la Revolución; desde que hace casi medio siglo médicos cubanos fueron enviados a la recién independizada Argelia. Esa tradición se profundizó a medida que la Revolución cubana, en medio de un cruel bloqueo, formaba médicos internacionalistas. Países como Perú, la Nicaragua de Somoza y otros del hemisferio y el Tercer Mundo, sufrieron tragedias por terremotos u otras causas que requirieron la solidaridad de Cuba. Así nuestra patria se convirtió en la nación del mundo con más alto índice de médicos y personal especializado en salud, con elevados niveles de experiencia y capacidad profesional.
El Presidente Chávez se esmeró en la atención de nuestro personal de salud. Así nació y se desarrolló el vínculo de confianza y amistad entre él y los médicos cubanos que fueron siempre muy sensibles al trato del líder venezolano, el cual por su parte, fue capaz de crear miles de centros de salud y dotarlos de los equipos necesarios para prestar servicios gratuitos a todos los venezolanos. Ningún gobierno del mundo hizo tanto, en tan breve tiempo, por la salud de su pueblo.
Un elevado porcentaje de personal cubano de la salud prestó servicios en Venezuela y muchos de ellos actuaron además como docentes en determinadas materias impartidas para la formación de más de 20 mil jóvenes venezolanos que comienzan a graduarse como médicos. Muchos de ellos comenzaron sus estudios en nuestro propio país. Los médicos internacionalistas integrantes del Batallón 51, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, han ganado un sólido prestigio en el cumplimiento de complejas y difíciles misiones. Sobre esas bases se desarrollaron mis relaciones en ese campo con el presidente Hugo Chávez.
Debo añadir que a lo largo de más de doce años desde el 2 de febrero del año 1999, el Presidente y líder de la Revolución venezolana no ha descansado un solo día, y en eso ocupa un lugar único en la historia de este hemisferio. Todas sus energías, las ha consagrado a la Revolución.
Podría afirmarse que por cada hora extra que Chávez dedica a su trabajo, un Presidente de Estados Unidos, descansa dos.
Era difícil, casi imposible, que su salud no sufriera algún quebranto y eso sucedió en los últimos meses.
Persona habituada a los rigores de la vida militar, soportaba estoicamente los dolores y molestias que con frecuencia creciente lo afectaban. Dadas las relaciones de amistad desarrolladas y los intercambios constantes entre Cuba y Venezuela, sumado a mi experiencia personal con relación a la salud, que viví desde la proclama del 30 de julio del año 2006, no es raro que me percatara de la necesidad de un chequeo riguroso de la salud del Presidente. Es demasiado generoso de su parte, atribuirme algún mérito especial en este asunto.
Admito, desde luego, que no fue fácil la tarea que me impuse. No era para mí difícil percatarme de que su salud no andaba bien. Habían transcurrido 7 meses desde que se realizó su última visita a Cuba. El equipo médico dedicado a la atención de su salud me había rogado que hiciera esa gestión. Desde el primer momento la actitud del Presidente era informar al pueblo, con absoluta claridad, su estado de salud. Por ello, estando a punto ya de regresar, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, informó al pueblo sobre su salud hasta ese instante y prometió mantenerlo detalladamente informado.
Cada cura iba acompañada por rigurosos análisis celulares y de laboratorio, que en tales circunstancias se realizan.
Uno de los exámenes, varios días posteriores a la primera intervención, arrojó resultados que determinaron una medida quirúrgica más radical y el tratamiento especial del paciente.
En su digno mensaje del 30 de junio, el Presidente notablemente recuperado habla de su estado de salud con toda claridad.
Admito que para mí no fue fácil la tarea de informar al amigo de la nueva situación. Pude apreciar la dignidad con que recibió la noticia que -para él con tantas tareas importantes que llevaba en la mente, entre ellas el acto conmemorativo del Bicentenario y la formalización del acuerdo sobre la unidad de América Latina y el Caribe- mucho más que los sufrimientos físicos que implicaba una cirugía radical, significa una prueba que como expresó la hizo comparar con los momentos duros que le tocó enfrentar en su vida de combatiente indoblegable.
Junto a él, el equipo de personas que lo atienden y que él calificó de sublimes, han librado la magnífica batalla de la que he sido testigo.
Sin vacilación afirmo que los resultados son impresionantes y que el paciente ha librado una batalla decisiva que lo conducirá y con él a Venezuela, a una gran victoria.
Hay que hacer que su alegato se comunique al pie de la letra en todas las lenguas, pero sobre todo que sea traducido y subtitulado al inglés, un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo.
Ahora los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas. Habrá sin dudas sorpresas para ellos. Brindémosle el más firme apoyo y confianza. Las mentiras del imperio y la traición de los vendepatrias serán derrotadas. Hoy hay millones de venezolanos combativos y conscientes, que la oligarquía y el imperio no podrán volver a someter jamás.
Fidel Castro Ruz Julio 3 de 2011 4 y 12 p.m.
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro y Hugo Chávez conversan en La Habana, Cuba, el 3 de julio de 2011. Foto: Estudios Revolución
Galería de fotos del Presidente Chávez en La Habana
Los que se ocupan de estos temas conocen que, el 11 de septiembre de 2001, nuestro pueblo se solidarizó con el de Estados Unidos y brindó la modesta cooperación que en el campo de la salud podíamos ofrecer a las victimas del brutal atentado a las Torres Gemelas de Nueva York.
Ofrecimos también de inmediato las pistas aéreas de nuestro país para los aviones norteamericanos que no tuvieran dónde aterrizar, dado el caos reinante en las primeras horas después de aquel golpe. Es conocida la posición histórica de la Revolución Cubana que se opuso siempre a las acciones que pusieran en peligro la vida de civiles.
Partidarios decididos de la lucha armada contra la tiranía batistiana; éramos, en cambio, opuestos por principios a todo acto terrorista que condujera a la muerte de personas inocentes. Tal conducta, mantenida a lo largo de más de medio siglo, nos otorga el derecho a expresar un punto de vista sobre el delicado tema.
En acto público masivo efectuado en la Ciudad Deportiva expresé aquel día la convicción de que el terrorismo internacional jamás se resolvería mediante la violencia y la guerra.
Fue por cierto, durante años, amigo de Estados Unidos que lo entrenó militarmente, y adversario de la URSS y del socialismo, pero cualquiera que fuesen los actos atribuidos a Bin Laden, el asesinato de un ser humano desarmado y rodeado de familiares constituye un hecho aborrecible. Aparentemente eso es lo que hizo el gobierno de la nación más poderosa que existió nunca.
El discurso elaborado con esmero por Obama para anunciar la muerte de Bin Laden afirma: “…sabemos que las peores imágenes son aquellas que fueron invisibles para el mundo. El asiento vacío en la mesa. Los niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre. Los padres que nunca volverán a sentir el abrazo de un hijo. Cerca de 3 000 ciudadanos se marcharon lejos de nosotros, dejando un enorme agujero en nuestros corazones.”
Ese párrafo encierra una dramática verdad, pero no puede impedir que las personas honestas recuerden las guerras injustas desatadas por Estados Unidos en Iraq y Afganistán, a los cientos de miles de niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre y a los padres que nunca volverían a sentir el abrazo de un hijo.
Millones de ciudadanos se marcharon lejos de sus pueblos en Iraq, Afganistán, Vietnam, Laos, Cambodia, Cuba y otros muchos países del mundo.
De la mente de cientos de millones de personas no se han borrado tampoco las horribles imágenes de seres humanos que en Guantánamo, territorio ocupado de Cuba, desfilan silenciosamente sometidos durante meses e incluso años a insufribles y enloquecedoras torturas; son personas secuestradas y transportadas a cárceles secretas con la complicidad hipócrita de sociedades supuestamente civilizadas.
Obama no tiene forma de ocultar que Osama fue ejecutado en presencia de sus hijos y esposas, ahora en poder de las autoridades de Pakistán, un país musulmán de casi 200 millones de habitantes, cuyas leyes han sido violadas, su dignidad nacional ofendida, y sus tradiciones religiosas ultrajadas.
¿Cómo impedirá ahora que las mujeres y los hijos de la persona ejecutada sin Ley ni juicio expliquen lo ocurrido, y las imágenes sean transmitidas al mundo?
El 28 de enero de 2002, el periodista de la CBS Dan Rather, difundió por esa emisora de televisión que el 10 de septiembre de 2001, un día antes de los atentados al World Trade Center y al Pentágono, Osama Bin Laden fue sometido a una diálisis del riñón en un hospital militar de Pakistán. No estaba en condiciones de ocultarse y protegerse en profundas cavernas.
Asesinarlo y enviarlo a las profundidades del mar demuestra temor e inseguridad, lo convierten en un personaje mucho más peligroso.
La propia opinión pública de Estados Unidos, después de la euforia inicial, terminará criticando los métodos que, lejos de proteger a los ciudadanos, terminan multiplicando los sentimientos de odio y venganza contra ellos.
El FBI afirma que “no tiene constancia en sus archivos …’ Tienen que estar bromeando
Carta abierta al FBI de Stephen Kimber, profesor de Periodismo en la Universidad King’s College en Halifax, Canadá, a propósito de una reunión secreta entre EEUU y Cuba en La Habana en 1998. Kimber ha solicitado, para un libro en preparación, aquellas carpetas que Cuba entregó a EEUU sobre los atentados con bombas en La Habana, organizados por Luis Posada Carriles. El FBI dice que no tiene constancia de esos documentos en sus archivos.
Stephen Kimber es profesor de Periodismo en la Universidad King’s College en Halifax, Canadá. Es un laureado escritor, editor y presentador de television. Ha publicado nueve libros.
Por Stephen Kimber
Carta abierta al FBI acerca de cierta reunión que tuvo lugar en la Habana en junio de 1998 y del por qué ellos ahora alegan no tener constancia de la misma…
Estimado David M. Hardy,
Gracias por su carta del 25 de enero de 2011, en la cual me informa que “se realizó una nueva búsqueda en los índices de nuestro Sistema Central de archivos en relación con el tema de su solicitud. Mediante esta búsqueda determinamos que no existen documentos que respondan a su solicitud.”
¿Que no hay documentos? ¿Usted está bromeando, no? ¿De verdad? ¿No hay documentos?
Yo sé que ustedes deben recibir gran cantidad de solicitudes relacionadas con la Ley de Libertad de Información (Freedom of Information/Privacy Acts (FOIPA)), razón por la cual a ustedes les tomó tanto tiempo decirme que no tienen nada que decir, así que déjeme recordarle el “tema” de mi solicitud.
El 5 de mayo de 2010, presenté una solicitud de:
“todos los informes, correspondencia, memorandos, correos electrónicos y otros documentos relacionados con una reunión entre una delegación del FBI y de la Seguridad del Estado cubana en la Habana en junio de 1998. A mi entender esa reunión tuvo lugar entre el 15 y el 17 de junio, pero también estoy buscando cualquier material relacionado con la preparación de esta reunión así como el seguimiento de la misma en el período desde el 1ro de mayo de 1998 hasta el 15 de septiembre de 1998.”
Ustedes respondieron unos meses después para decir que le habían dado a mi solicitud el burocrático número de identificación - FOI/PA #1150092 - (usted ve, yo sí guardo constancia), pero que habían registrado toda el archivo por mi y no habían encontrado nada. Nothing. Lo sentimos.
Ustedes no dijeron que no me fueran a entregar los documentos. Dijeron que no existían los mismos.
Pero si yo estaba tan interesado, agregaban amablemente, yo podía volver a solicitarlos.
Así que lo hice. Amablemente
El 5 de octubre de 2010, les volví a escribir, reiterando mi solicitud original y agregando alguna información adicional que tenía la esperanza les facilitara claves más precisas en su búsqueda a través de los polvorientos archivos de su departamento hasta los documentos que yo buscaba.
Les escribí:
Los documentos que estoy buscando se relacionan con reuniones en la Habana vinculadas a una investigación del FBI de una serie de atentados con bombas que habían ocurrido en hoteles y centros turísticos en Cuba a mediados de los años 90. Tengo entendido que las autoridades cubanas alegaron tener evidencias de que había implicación norteamericana en los atentados y que el propósito de las reuniones era que los cubanos compartieran la información que ellos habían reunido.
De acuerdo con la evidencia presentada en el juicio a los Cinco Cubanos (Transcripción 10925-6), en el año anterior a la reunión en la Habana, “Estados Unidos envió cinco notas diplomáticas al Gobierno de Cuba solicitando una reunión acerca de la evidencia que el gobierno de Cuba tenía en relación con esos atentados” y que el FBI “había solicitado esa reunión por más de un año” previo a junio de 1998.
También de acuerdo con la evidencia presentada en el juicio a los Cinco Cubanos (Transcripción P10871), dos de los norteamericanos involucrados en las reuniones en la Habana en 1998 eran descritos como los agentes del FBI Agustín Rodriguez y Luis Rodriguez.
La transcripción (P10871) también indica que hubo al menos una reunión de seguimiento en Washington en 1999 para discutir el análisis del FBI del material presentado a ellos durante la reunión de junio de 1998 en la Habana.
Yo tenía la esperanza de que esta asistencia podía haberlos ayudado a localizar los documentos, pero, !ay!, su carta del 25 de enero truncó mis esperanzas una vez más.
Su nueva búsqueda había concluido con el mismo viejo resultado. Nada.
¿Qué puedo entender yo de esto?
¿Me están diciendo que la reunión no tuvo lugar? ¿O que la reunión tuvo lugar pero que nadie escribió ni una palabra sobre ella ni antes, ni durante, ni después?
Comencemos con la primera posibilidad. No hubo ninguna reunión.
Hasta donde yo puedo decir, la primera mención oficial de la reunión tuvo lugar en marzo de 1999 cuando el Coronel Adalberto Rabeiro de la Seguridad del Estado cubana testificó acerca del mismo durante el juicio en La Habana del mercenario salvadoreño acusado de plantar algunas de las bombas.
Rabeiro testificó que la información que vincula los atentados a los hoteles con Luis Posada Carriles y la Fundación Nacional Cubano-Americana se había entregado a un “equipo de especialistas” - esos, creo yo, serían ustedes los muchachos del FBI- que había sido “enviado por importantes funcionarios norteamericanos” a la Habana.
¿Propaganda comunista? ¿Desinformación?
Aparentemente, no. El 24 de marzo de 1999, el Miami Herald publicó una historia que comenzaba:
“Agentes del FBI han estado examinando evidencia suministrada por oficiales cubanos que vinculan a exiliados con los ataques terroristas, pero la Habana ha estado evitando desde diciembre una reunión de seguimiento, dijeron funcionarios de Estados Unidos.”
Una reunión de seguimiento. Quiere decir que debe haber habido una reunión.
Y hay más. Estoy anexando esta portada de un documento de 65 páginas - INFORME SOBRE LAS ACTIVIDADES TERRORISTAS CONTRA CUBA- que el Ministerio del Interior de Cuba dice que preparó y les entregó a los oficiales de ustedes en esas reuniones. Mire al final de la página. Junio 1998…
¿Les suena?
También tengo una copia de otro documento de 52 páginas - ANEXOS OPERATIVOS- que las autoridades cubanas dicen les entregaron al mismo tiempo. El mismo incluye nombres, direcciones actuales, direcciones alternativas, números telefónicos, número de chapa de autos, etc., etc., de varios y diversos supuestos terroristas anti-castristas, la mayoría de los cuales estaban viviendo en Estados Unidos… solo en caso que ustedes quieran encontrarlos alguna vez.
¿Me estoy acercando?
También tengo un documento real del FBI - ven, ustedes sí tienen documentos! - presentado en el actual e infinito caso por fraude a inmigración de Luis Posada Carriles en El Paso, Texas. Es de un informe preparado por un tal Thomas J. Mohnal (creo que fue otro de los miembros de la delegación del FBI en la Habana, así que pudieran preguntarle a él si también tomó otras notas) relacionado con lo que él dijo era “una investigación de campo de cuatro (4) detonadores eléctricos… llevada a cabo en la Habana… el 17 de junio de 1998.” En la tercera página, hay otra referencia a una “comunicación recibida el 18 de junio de 1998.”
Yo le diría el No. de identificación del caso pero está tachado en la copia que tengo. Estoy seguro que pueden hallarlo - y ver cuáles otros documentos pudieran estar anexados.
Bueno… creo que es justo decir que hubo una reunión entre oficiales de la Seguridad del Estado cubanos y una delegación del FBI en la Habana en junio de 1998.
Lo que nos lleva a la segunda posibilidad: por alguna razón nadie consignó por escrito nada, en ningún lugar, en ningún momento acerca de estas reuniones. Ni antes, ni durante, ni después.
Yo no sé nada acerca de los mecanismos internos del FBI, por supuesto, pero no me puedo imaginar a ninguna agencia del gobierno en ningún lugar que no funcione con documentos.
Si los oficiales del FBI fueron a la Habana en junio de 1998 - y yo creo que ya hemos establecido que lo hicieron - entonces deben haber dejado un rastro, al menos, de solicitudes y recibos.
Si ellos no fueron nadando de los cayos de la Florida a la Habana, entonces debe haber algo escrito en algún lugar acerca de cómo llegaron allí.
Si estuvieron en la Habana durante tres días, deben haberse quedado en algún lugar. Yo apuesto por el Hotel Nacional. Está cerca de la Sección de Intereses de Estados Unidos y se sabe que goza de popularidad entre los funcionarios visitantes norteamericanos. Yo me he hospedado ahí, así que sé que es fácil obtener un recibo.
Además… incluso los agentes del FBI deben comer. Incluso en Cuba. ¿Nadie guardó un recibo de un restaurante en el transcurso de esos tres días por el que quisieran que le reembolsaran?
Puede ser que ellos pasaran una noche en el famoso cabaret Tropicana - con propósitos de investigación, por supuesto, y guardaron el recibo. (Según los cubanos, Tropicana, y sus clientes turistas, estaban entre los objetivos de la campaña de atentados.)
Algo de más peso, imagino que - dado que Estados Unidos “envió cinco diferentes notas diplomáticas al Gobierno de Cuba solicitando una reunión acerca de la evidencia que el gobierno de Cuba tenía en relación con esos atentados” antes de las reuniones de junio de 1998 - debe haber habido algún interés entre “los de arriba” del FBI y del Departamento de Justicia, quizás incluso la Casa Blanca, acerca de los progresos de las negociaciones para la reunión.
¿Están tratando de decirme que no hubo ninguna nota rápida (”Eh, los cubanos dijeron que sí! ¡Estamos empacando!”) para hacerle saber a alguien con autoridad que la reunión realmente se realizaría? Y entonces, por supuesto, una o dos noticas acerca de cómo iban las discusiones, los planes para darle seguimiento, etc., etc…
Como les dije en mi carta inicial, estoy interesado en esta información porque estoy trabajando en un libro sobre los Cinco Cubanos, un grupo de agentes de la inteligencia cubana conocidos como la Red Avispa que fueron arrestados en Miami menos de tres meses después de que esos oficiales del FBI regresaran de la Habana.
Algunos comentaristas han sugerido que esas reuniones sin precedentes de junio de 1998 en la Habana podrían haber señalado el comienzo de una nueva era de cooperación entre Estados Unidos y Cuba. Pero cualquier esperanza de que eso pudiera haber pasado se vio destruida por el arresto de los Cinco.
¿Qué pasó en los tres meses entre las reuniones en la Habana y los arrestos en Miami?
¿Por qué el FBI de pronto decidió arrestar a los cubanos, a quienes ellos habían estado siguiendo subrepticiamente por cerca de tres años?
Héctor Pesquera- el Agente Especial a cargo de la Oficina de ustedes en Miami en el momento de las reuniones en la Habana y los subsiguientes arrestos - ha dicho que cuando se hizo cargo de sus deberes en Miami en la primavera de 1998, él fue informado de todas las investigaciones en curso del Buró. Él decidió, dijo, que la prioridad del FBI para obtener información de inteligencia adicional acerca de las redes de agentes de Cuba “no se mantendría. [La investigación] debe cambiar su curso y convertirse en una investigación criminal.”
De acuerdo con la autora Ann Louise Bardach en su libro del 2003, Cuba Confidential, la decisión dePesquera causó consternación en la oficina local de Miami donde él era considerado como alguien demasiado amistoso con algunos dentro de la comunidad exiliada anticastrista (incluyendo, debe señalarse, al menos uno de los prominentes exiliados que se especifican en los Anexos Operativos). De acuerdo con Bardach, un agente le dijo a ella que Pesquera “abandonó todas las investigaciones del terrorismo del exilio. En su lugar decidió hacerse un nombre a costa de la red Avispa.”
Pesquera reconoció al Miami Herald (Julio 10, 2001) que había habido desacuerdos acerca de arrestar o no a los Cinco, y que el caso “nunca hubiera llegado a la corte” si el mismo Pesquera no hubiera ejercido presión personalmente sobre el entonces Director del FBI Leonard Freeh.
Supongo que debe haber documentación sobre esto también, aunque sean algunas notas de conversaciones telefónicas o personales. Me encantaría leerlas… asumiendo, como yo lo hago, que existen.
Esta es la razón por la cual les estoy pidiendo que vuelvan a echar una ojeada para ver si encuentran la información que les he solicitado y - solo por si fuera el caso de que la información “de alguna forma [se hubiera] adherido a otro archivo,” como de manera muy delicada me expresaron en otra correspondencia del FBI - déjenme ampliarle el rango de fecha de mi solicitud: que comience el 4 de septiembre de 1997 - fecha del atentado al Hotel Copacabana - y concluya el 31 de diciembre del 2000, al comienzo del juicio de los Cinco Cubanos.
Gracias con antelación por su asistencia en este asunto.
Sinceramente,
Stephen Kimber
* Profesor de Periodismo en la Universidad King’s College en Halifax, Canadá, laureado escritor, editor y presentador de television. Es autor de 9 libros.
http://cubanfive.ca/ Este es el sitio de El Agujón de la Avispa, que contiene materiales de investigación y de otro tipo para un libro documental que está escribiendo sobre los Cinco.
Fragmentos de la transcripción de la Mesa Redonda sobre los actos terroristas en Cuba de Luis Posada Carriles, transmitida por la Televisión cubana el 14 de enero de 2011, donde el General de Brigada Alberto Rabeiro García, jefe de la Dirección de Investigación Criminal y Operaciones del MININT, explica cómo, dónde y cuándo se entregaron las carpetas al FBI
Randy Alonso: Estaba preguntando el tema de la fiscalía, porque estamos hablando de un hombre que está detenido hace cinco años, fue detenido en allí en Estados Unidos, después se le comenzó el proceso y la fiscalía obtiene ahora en enero de 2010, los primeros elementos para este juicio. Pero me gustaría preguntarle al General, desde cuándo las autoridades norteamericanas, no ya la fiscalía, si no los órganos especializados de investigación en Estados Unidos, las autoridades gubernamentales de ese país, conocen de las pruebas que Cuba recogió sobre el accionar de Luis Posada Carriles. ¿Desde cuándo hay contacto con las autoridades de ese país y se le han dado informaciones sobre este tema?
Alberto Rabeiro: Bueno, mira, ellos conocen, siempre han conocido, porque cada vez que ha ocurrido una acción de este tipo aquí, se le ha informado, aquí a la SINA a través del MINREX mismo, del Ministerio de Relaciones Exteriores. O sea, hay constancia de todas las notas y todo lo que se le ha mandado, incluso a allá cómo se entrenan, los lugares donde se entrenan, qué recursos utilizan, quiénes son los cabecillas, etc.
Ahora, qué pasa, que aquí surge una información en medio de toda la escalada esta, que una de las cosas más delicadas, más peligrosa, que fue vaya, el plan macabro de volar un avión, que cubriera vuelo desde Centro América a Cuba o viceversa…
Randy Alonso: Ya no era solo instalación turística, era un avión en pleno vuelo.
Alberto Rabeiro: Y ahí se le dio conocimiento a ellos, enseguida reaccionaran y estuvieran dispuestos a venir a aquí, a buscar esta información. Pensaban venir un día, eso fue 16, 17. El plan que tenían previsto ellos era venir aquí el 16, retirarse, recoger la información con relación a esa información que existía sobre la voladura del avión. Cuando llegaron aquí y vieron que la cuestión era otra, nosotros se lo explicamos, le expresamos que aquí el problema no era analizar un caso de una manera aislada, sino que la disposición aquí en nuestro país era combatir el terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones, y viniera de donde viniera…
Reinaldo Taladrid: ¿Quiénes vinieron en ese caso?
Alberto Rabeiro: No, vinieron como siete. Al frente recuerdo que estaba Agustín. Agustín es el supervisor del FBI…
Reinaldo Taladrid: Pero ¿eran del FBI los que vinieron?
Alberto Rabeiro: Del Buró Federal de Investigaciones, como siete especialistas, investigadores…
Reinaldo Taladrid: Eso es 98.
Alberto Rabeiro: Vino Orihuela…
Roberto Hernández Caballero: Luis Orlando Rodríguez, en el 98.
Alberto Rabeiro: A ellos se les explica todas estas cuestiones, incluso se le plantea que el interés nuestro es establecer una relación de cooperación franca, sobre una base estricta, no, de igualdad en condiciones, en respeto mutuo, y que era una necesidad impostergable para ambos países, para un problema de la seguridad de ambos países establecer este tipo de cooperación. Bueno, ellos entendieron esto, realmente dieron muestras de… bueno, Homero participó también, ahí estaba en el equipo nuestro. Dieron la impresión de ser profesionales y tener un código de ética, mostraron sumo interés.
Bueno, al final porque el tiempo no conspira, no tenemos mucho, mire las cuatro carpetas que se le entregaron…
RA: Eso se le entregó al Buró Federal de Investigaciones. Toda esa información.
ARG: Con toda la información, con anexos, con cuarenta fichas de terroristas, connotados terroristas, que actuaban en este territorio norteamericano. Se le hizo hincapié, que las pruebas principales, las informaciones tenían que obtenerla ellos, porque es que esta actividad se generaba allí en territorio norteamericano, salía de allí, se abastecía de allí, se financiaba de allí, que Posada Carriles, que tenía su centro operacional en países centroamericanos, pero tenía contactos y que esto se organizaba, se dirigía desde ese lugar.
Nosotros, incluso, decimos (…) mira ustedes que han dado 5% nada más que nos han dado de informaciones y nosotros hemos dado 50. Recuerdo que Agustín, creo que al día siguiente, planteó, tú te recuerdas Homero, que dijo, Coronel yo sé que yo… Coronel nos está haciendo sufrir, porque le fuimos dosificando hasta información. Tuvimos cuidado también, le aclaramos que habían cuestiones que no podíamos revelar, porque poníamos en riesgo también fuentes secretas, y que era una necesidad para nosotros, para este país.
Además le señalamos que ellos tenían que estar interesados, más que nuestro país, aunque era una cuestión con toda la estrategia que tienen ellos de darle esa prioridad en su política exterior y de seguridad nacional en el enfrentamiento al terrorismo, le decíamos, bueno, en qué nos afecta a nosotros, pero los afecta a ustedes también. Porque estos mecanismos tan diabólicos, casi impunes en manos de todos los grupos esos, que tienen cientos y miles de fanáticos, de racistas, de extremistas, de nazistas, digo, bueno, ellos entendieron aparentemente esta cuestión, y entonces recogieron esto, nos plantearon, recuerdo que Agustín nos dijo, no, Coronel, dentro de quince días usted va a tener respuesta aquí de esto.
Vea la Mesa Redonda de Telesur en la que intervino el General Alberto Rabeiro, y explica cómo, cuándo y dónde se entregaron al FBI las carpetas sobre atentados en La Habana, en 1997
Cinco jóvenes profesionales que decidieron dedicar sus vidas, lejos de su patria, a la lucha contra el terrorismo en la ciudad de Miami, centro principal de las agresiones contra Cuba. Sus nombres son Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González.
27 de febrero de 2011, 22:27La Habana, 27 feb (PL) Cuba mostró un verdadero testimonio fílmico de las vinculaciones de elementos contrarrevolucionarios con Estados Unidos.
Un documental transmitido por la televisión cubana divulgó pruebas obtenidas por colaboradores de Seguridad del Estado que, durante largo tiempo, convivieron con grupúsculos que operan en la isla y cumplen órdenes de terroristas radicados en territorio norteamericano.
Moisés Rodríguez, un trabajador de la Aduana del aeropuerto internacional José Martí y Carlos Serpa, un joven devenido periodista independiente al servicio de los medios de difusión anticubanos, develaron los secretos de los supuestos disidentes y defensores de los derechos humanos en Cuba.
Rodríguez estableció vínculos en la prisión con el contrarrevolucionario Elizardo Sánchez y a partir de ahí, tuvo la oportunidad de recibir instrucciones para actividades conspirativas incluso de los funcionarios de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana.
El agente Vladimir para la Seguridad cubana fue hasta enviado por dicha Oficina a Miami donde tuvo entrevistas con connotados terroristas, entre ellos Luis Posada Carriles y conoció de los planes para tratar de consolidar en Cuba un movimiento desestabilizador.
Para ello, se utilizarían como punta de lanza contra Cuba, las denominadas Damas de Blanco, financiadas directamente desde Estados Unidos por medio de una fundación dirigida por otro terrorista, Santiago Alvárez, subordinado a Posada Carriles.
Los nombres de Marta Beatriz y Laura Pollán, dirigentes de ese grupo, surgieron en las grabaciones de las conversaciones telefónicas con Estados Unidos y en las imágenes de distribución de las cantidades de dinero que continuamente se enviaban para pagar a las Damas de Blanco.
En el caso de Carlos Serpa, quien tenía a su cargo la transmisión de falsas informaciones sobre lo que ocurría en Cuba para Radio Martí y otros medios norteamericanos participantes en la campaña, mostró en el documental la forma en que se conducía esa actividad ilegal.
Serpa, incluso, hizo la prueba para la filmación del documental de la transmisión de una inexistente detención que le hacía la policía cubana y la inmediata reproducción por Radio Martí de tal noticia falsa.
Otro caso similar era el de Laura Pollán hablando con los medios de difusión estadounidenses sobre la represión que sufría en ese momento de parte de la Seguridad cubana mientras las cámaras revelaban que ni un solo agente se encontraba en toda el área donde se concentraban las Damas de Blanco.
Para mí Cuba es lo primero y lo seguirá siendo, dijo Serpa, recordando los momentos difíciles desde el punto de vista familiar pues mientras realizaba la tarea encomendada, su pequeña hija escribía al frente de la casa un mensaje pidiendo libertad para los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos.
No se trata de salvar a la humanidad en términos de siglos o de milenios: a la humanidad hay que empezar a salvarla ya, dijo el líder de la Revolución Fidel Castro en un encuentro con un grupo de intelectuales nacionales y extranjeros que asisten a la XX Feria Internacional del Libro de La Habana.
En el animado diálogo con los escritores que se prolongó por más de cinco horas, Fidel añadió que nuestra especie no ha aprendido a sobrevivir, y que las respuestas a los dramáticos problemas que afronta el planeta no se pueden posponer