Hay voces familiares o cercanas que aunque desaparezcan seguiremos escuchándolas y se asomarán en el recuerdo una y otra vez que se mencione un tema, un hecho que se le asocie por la forma en que supo con su voz comunicar y defender lo que decía. Pero no es sólo la voz lo que más recordaremos cuando en un círculo de periodistas, entre un ining y otro o en una fiesta alguien mencione a Jorge López por las muchas anécdotas que lo vinculan, pues su forma de ser apasionado y jocoso, su cultura, su defensa convencida de la Revolución le ganaron el afecto y admiración de quienes le conocimos.
En estos últimos tiempos que precedieron a su pérdida física su corpachón cedía a varios padecimientos, pero su ánimo se resistía a abandonar el buen humor y si se lamentaba lo acompañaba con un chiste o si se nublaban los ojos "disparaba" otro mejor.
Jorge López del Álamo González, Jorge López como prefirió en el periodismo porque le parecía muy ampuloso el nombre, y demostró con hechos que anteponía lo sencillo a lo fatuo, a lo banal desde que muy joven en su San Juan y Martínez natal optó por defender a la Revolución de los humildes, aun cuando procedía de un hogar acomodado, pero creció con la gente del pueblo.
Ese fue otro rasgo que no olvidaremos de Jorge, siempre al tanto de lo bueno y lo malo que pasaba por el terruño aun cuando pasó a vivir a la capital de la provincia, de citar los "personajes" del pueblo, ocurrencias y también criticar a los ineptos que no actuaban bien, desde un partido de béisbol hasta un tema escabroso.
Pudo ser historiador, pues sabía cuanta pregunta sobre el tema se le pudiera dirigir, pero prefirió incursionar en la radio y entre comentarista deportivo y reportero dirigió su futuro al periodismo, del cual se jubiló pero nunca se separó.
PREMIO A LA OBRA DE LA VIDA | Momentos en que Jorge López recibía el reconocimiento por la obra de toda la vida, durante el acto por el Día de la Prensa en la provincia, en marzo de 2009 | No olvidaremos el timbre de voz, ni el énfasis que caracterizaba cada frase del amigo y colega Jorge López, tampoco la emoción que causó en él recibir en marzo pasado el reconocimiento por la obra de la vida "Edmundo Alemany Posch", que por primera vez otorgó la UPEC provincial.
Casi 40 años dedicados a la radio, con una obra que enriqueció con su entrega diaria como comentarista deportivo primero y capacidad sobrada para hacerlo sobre cualquier tema después, la emisora provincial tuvo en Jorge un ejemplo de aquello que José Martí estimaba debía saber un periodista, desde el microbio hasta la nube.
Poco importaba haber pasado todo un día en la redacción para por la noche ocuparse de la animación de un encuentro beisbolero, y no había cansancio para peinar los lugares en busca de las mejores entrevistas para el móvil de Guamá; y si se necesitaba cubrir un espacio "vamos a hablar con Jorge, que él sabe de eso".
Esa capacidad de trabajo lo llevó a ser Vanguardia Nacional en el sector de la Cultura, recibir distinciones por la excelencia en el periodismo, órdenes y premios en concursos provinciales y nacionales y sobre todo el respeto y cariño de quienes trabajaron con él.
"Bien lejos de considerarme una Biblia, el periodismo me situó en el sendero del aprendizaje, de lunes a domingo sin importarme las vallas obstaculizadoras, despegado de lo insulso y de la innecesaria loa", estas palabras de Jorge publicadas por su compañera Caridad González Salazar en una entrevista, resumen la calidad humana del amigo, del revolucionario consciente de la trinchera en que le tocó defender el socialismo como en cada momento ha sido y es necesario para hacerlo mejor.
La voz, el ejemplo de Jorge quedará cercano, sin recurrir a loas que no le gustarían, pero ahí está la obra de su vida. |
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