El reparador de pesadillas
El presidente Barack Obama recomendó al Congreso estadounidense ampliar las políticas benéficas del Departamento de Asuntos de los Veteranos (DAV) para bien de los ex combatientes que adolecen de enfermedades causadas por el stress post-traumático. (Fuente: AP)
Obama reconoce que más de 88 mil soldados estadounidenses enviados a sucesivas guerras imperiales de larga duración (Vietnam, El Golfo, Afganistán e Iraq) viven sin seguro médico, desamparados. Así se retribuye a la carne de cañón reclutada entre las clases más populares y desfavorecidas, en buena parte inmigrantes latinoamericanos, porque en esa masa de guerreros de filas nunca aparecen apellidos de reputadas familias adineradas.
Muchos de los que logran regresar de las pesadilla bélicas cargan con enfermedades post-traumáticas probablemente por todo el resto de sus vidas, sin que falten los mutilados, echados a un lado en la contienda por el empleo. Toda una pesadilla.
Por todas esas causas se mantienen entre ellos altas tasas de suicidios, que la secretaria de defensa (o de la guerra) dice lamentar en un frío comunicado, pero sin tocar el fondo de la tragedia. La aparente condescendencia reparadora del mandatario parece más bien dictada por la necesidad de futuras nuevas oleadas de reclutamientos, dada las recientes señales de otras guerras cíclicas que reproduce el sistema imperial por su propia esencia.
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